Filosofía y educación

1er Foro UAG sobre Cristianismo y filosofía

Bienvenidos al foro sobre Cristianismo y filosofía en los primeros tiempos del cristianismo, de la asignatura Patrística dictada por el Profesor Dr. Bernardo Castillo Morán, del Programa de Doctorado en Filosofía de la Universidad Autónoma de Guadalajara.

En el período que estamos estudiando se produjo un encuentro entre la filosofía y el cristianismo, respecto al cual nos proponemos:

1 Exponer cuáles fueron los principales temas y desafíos en tal encuentro,

2 y plantear las semejanzas en la situación actual.

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37 comentarios »

  1. Estimados compañeros:
    Hoy iniciamos uno de los foros correspondientes al programa de la Patrística.
    Los invito a participar las veces que sean necesarias,con la seguridad de que cada una de sus intervenciones aportarán a la temática y finalmente repercutirán en nuestra formación, a través de la asesoría y asistencia por este medio del Dr. Juan Gabriel Ravasi, a quien agradezco su buena disposición y por compartir con nosotros tanto sus conocimientos, como este sitio electrónico.

    La introducción al foro propuesta por el Dr. Ravasi, nos pone ante una situación histórica y por lo tanto actual. Beber de las fuentes de la Tradición, legado de los Santos Padres y ver a la luz de estos gigantes de la Cristiandad los acontecimientos contemporáneos, debe ser una constante en nuestro quehacer, con el fin de contribuir a la restauración de todas las cosas en Cristo.
    Saludos cordiales a todos.

    Comentarios por Bernardo Castillo — 25 enero 2010 @ 15:42 | Responder

    • Estoy completamente de acuerdo con la observación que hace el Prof. Bernardo con respecto a restaurar la situación contemporánea a la luz de las enseñanzas de Cristo, que por haber sido pronunciadas hace casi dos milenios de ninguna manera han perdido su vigencia para confrontar los errores filosóficos y teológicos en los que se ha incurrido no sólo en nuestra época, sino a través de la historia. La Revelación, preservada por la Tradición, es la Suprema Enseñanza de ayer, hoy y siempre.

      Comentarios por Carlos — 30 enero 2010 @ 22:04 | Responder

  2. Es una época tan importante la que estamos estudiando, que es una lástima que el mundo actual no quiera ni siquiera darle una mirada, y recordar de donde y como y de quines proviene la defensa del crstianismo y seguirlo como debe ser. No lo que se prensenta en la actualidad, que aturde a los sentidos y sobre todo al razonamiento de los que nos asomamos un poco en este pasaje de la historia para tener siemmpre presente, esta lucha que se tuvo por los padres apostólicos, padres de la iglesia, apologistas.
    La influencia del cristianismo queda asentado en la filosofía y se da el sentido el la filosofía cristiana gracias a ello, y asi la metafísica seguira influenciada por ella.
    y aunque son cuestiones distintas, filosofía y cristianismo, tiene cuestiones en donde coinciden. la preparación de un filósofo cristiano sabe los límites que debe guardar en una y en otra, ni confundirse, comprometerse.

    Comentarios por Jacqueline — 26 enero 2010 @ 1:45 | Responder

    • Gracias Jaqueline por «romper el hielo» con esta síntesis de lo que probablemente en general estimamos al iniciar la consideración de este importante período en la historia de la humanidad.
      Si me permiten, a partir de lo expresado en el comentario de Jaqueline, podríamos dar un paso más planteándonos algunas preguntas, ya que, en lo que aconteció entonces encontramos cuestiones universales, es decir católicas en el sentido original de la palabra, ante las cuales podemos intentar responder según los textos estudiados, por ejemplo:
      ¿En torno a qué cuestiones es importante la época que estamos estudiando? ¿por qué?
      ¿En qué sentido decimos que «el mundo actual no quiere ni siquiera darle una mirada»? ¿Es algo distinto a lo que pasó entonces?
      ¿Cuál es o cuáles son los motivos por los cuales no se quiere recordar?
      ¿En qué consiste el aturdimiento de los sentidos y de la razón?
      ¿Cuáles son los temas sobre los que desarrollaron su apologética los padres apostólicos? ¿Por qué esos y no otros? ¿Cuáles de esos temas siguen presentes en la actual confrontación entre La ciudad de Dios y la ciudad de los hombres?
      ¿Qué es el gnosticismo y qué es el maniqueísmo? ¿existen posturas de tal tipo en la actualidad?
      Cordialmente,

      Comentarios por Juan Gabriel Ravasi — 26 enero 2010 @ 9:48 | Responder

      • Hola…!!!

        Mi comentario es en el intento de responder al planteamiento que realiza el Doctor Ravasi…quiero comenzar diciendo que se muestra claramente la Divina Providencia en esta cuestión: Es sabido por muchos que para conocer la existencia de Dios tenemos dos vías, por medio de la razón y de la fe…y si, para que quede claro el punto,Dios escogio a dos pueblos para ello, a los griegos que por la simple luz de la razòn natural (razón) llegaron (Aristóteles) a la conclusión de un Dios único y verdadero, y por otro lado, el pueblo de Israel, favorecidos con la revelación, asi es que creyeron (Fe)en Él…y en un punto de la Historia se «juntan» estos dos hechos en donde uno complementa al otro (el cristianismo a la filosofía), cada uno mantiene su campo especìfico, el plano natural y el plano sobrenatural…así la filosofia explica,ilustra y defiende sus dogmas y algunas,si no todas,las verdades cristianas… es importante tener presente esta cuestión, hoy por hoy, en donde a los enemigos de la Iglesia Católica le conviene este divorcio entre ciencia y fe,y se exalta al máximo los sentidos… considero que es una de las razones por las que el mundo no quiere darle una mirada a esta época, porque además aqui estan los principales argumentos en contra de todos los errores actuales y claro, obviamente no les conviene…

        Comentarios por yoli — 26 enero 2010 @ 21:31

      • Agradezco a DIos nuestro Señor muchísimas cosas. Una de ellas es haber tenido la posibilidad de estudiar filosofía en la Universidad Autónoma de Guadalajara, una ínsula donde todavía es posible respirar el aroma de la filosofía perenne. La materia que ahora cursamos es la Patrística. En los primeros acercamientos con ése riquísimo pensamiento de los Grandes Padres, me empieza a quedar muy claro el porqué de su grandeza, el empezar a conocer cómo ellos(gracias a la Divina Providencia, que los tenía contemplados en su plan de salvación), son los cimientos de la tradición de la Iglesia católica, como sus aportaciones darán origen a los dogmas, como serán los puntales del magisterio de la Iglesia, ahora empiezo a entender mucho más de la tradición de mi religión, la Católica, Apostólica y Romana, que fue la de mis antepasados, que es la mía, y en Dios espero que la de mis hijos, y demás generaciones.

        Comentarios por Jorge Arroyo — 27 enero 2010 @ 2:29

      • Por supuesto que es incómodo para algunos seres humanos reflexionar y poner en práctica las Enseñanzas Divinas, ya que aunque en reiteradas ocasiones se pronuncien a favor de las mismas, en lo profundo de su ser saben que se debe vivir de manera congruente y acorde con ellas. De la misma manera, quienes se oponen a la Verdad de estas enseñanzas, confrontan el grave problema de responder a preguntas trascendentes y problemas vigentes de la humanidad de acuerdo con su criterio, el cual posteriormente se ven en la necesidad de corregir y enmendar.

        Comentarios por Carlos — 30 enero 2010 @ 22:23

  3. Estimados compañeros
    El Crisitianismo aparece en un momento de la historia en la cual la filosofía pagana que era la máxima expresión del conocimiento de la época, junto al conocimiento de la tradición del judaísmo. Esta nueva forma del estudio de la verdad propone caminos distintos, propone la caridad, la existencia de un Dios Creador, bondadoso, que está con nosotros siempre y en todo lugar, que nos invita a la solidaridad con nuestros semejantes, a hacer el bien incluso a pesar de la ingratitud y de los atropellos de amigos y enemigos. Esta nueva cosmovisión y realización de vida, suena a los oidos de paganos y judíos como irracional y hasta de falta de justicia, los filósofos no entienden llegar a la Verdad por el amor, y los Judíos no entienden la justicia por el amor, en unos lo racional suena tan solo a lo lógico, en otros la justicia es solo conseguible en esta vida, sin embargo el cristianismo ofrece el amor como guía hacia la conquista de la verdad, y la justicia en el «otro reino», el de la vida eterna, como premio aunque en este mundo la falta de justicia se de por falta de caridad, por influencia del enemigo, o por ignorancia.
    De tal manera la confrontación entre estas concepciones, la pagana y la judía, son en los primeros años del cristianismo un escollo difícil, sin embargo la Fe de la revelación da fortaleza y firmeza a la postura cristiana que se sobrepone a estos avatares y logra gradualmente consolidarse en los corazones de paganos y judíos, entre otros fué el mismo San Pablo quien en la prédica a los paganos logra persudiarlos de que la filosofía no se contrapone sino que es saber digno por la razón hacia el camino de la Verdad completa que se encuentra en la Fe de la revelación.

    Comentarios por Adrian — 26 enero 2010 @ 10:31 | Responder

    • Algunos intelectuales, científicos, y aún filósofos a través del espacio y del tiempo han señalado que existe una separación radical entre ciencia y fe, entre el conocimiento alcanzado por la razón y el Conocimiento Revelado. Sin embargo, posteriormente se han encontrado con que el conocimiento racional necesita continuamente de perfeccionamiento, y que finalmente confronta el error y la ignorancia si no es iluminado por el Conocimiento Revelado. En realidad, si se revisan algunas de las conclusiones y tendencias contemporáneas en diversas disciplinas científicas y ramas de la Filosofía, verificamos que muchas de ellas representan los logros del esfuerzo humano por acercarse a la Verdad.

      Comentarios por Carlos — 30 enero 2010 @ 22:44 | Responder

      • Considero que el filósofo guiado por recta razón encontrará la verdad y la Verdad Suprema es Dios, por lo tanto la fe y la ciencia estan ligadas: a mayor fe, mas ciencia y a mayor ciencia, mas fe.
        Las tendencias que apartan fé y ciencia tienen errores identificables contra los cuales se puede argumentar.

        Comentarios por Maria del carmen Ulloa leal — 2 febrero 2010 @ 12:03

  4. Saludos a todos los compañeros.

    Es indudable que la cuestiòn històrica es inseparable del «acontecer» del hombre, en el sentido de que la vida misma del hombre se efectùa en el tiempo y en el espacio; por ello, el caràcter històrico de lo que sucedìa en el momento en que se encontraron dos ciencias, nos debe conducir a considerar aquellos aspectos que incidieron en esta especial relaciòn. Me gustarìa recalcar que si bien en el fondo podrìamos vislumbrar, en primera instancia, un contenido metafìsico y moral, (en torno al cual habrà seguidores o bien detractores)somos testigos del nacimiento de una nueva concepciòn del hombre ante Dios. Emerge una nueva cosmovisiòn que compromete al hombre cara a la Verdad, y en donde esta Verdad habla al hombre y ya no es el hombre el que le hace hablar. Considero que algo importante es la cuestìòn de los lìmites filosòficos dentro de este nuevo marco antropològico; no es necesario que el hombre busque por sus solas fuerzas, sin embargo, ¿còmo dejar una actividad inherente a su propia naturaleza sin desviarse?

    Comentarios por Cristina Garcìa — 26 enero 2010 @ 13:49 | Responder

  5. el gnosticismo nos acompaña en la actualidad, y mantiene tan ocupada a la sociedad, que por esto es que no se quiere buscar o recordar la verdad, el tiempo de los mártires,etc. Donde a la filosofía se le trata de armonizar con el cristianismo,(aunque algunos rechazaron por completo esta postura como Hermías). Se reflexionaba la fe y todo lo que se tuvo que perfilar en su defensa, sangre de inocentes, persecusiones, insultos, etc. quien en nuestros días, siquiera se preocupa seguir con la estafeta? como dijo Guillermo Fraile, el mezclar gnosticismo, judaismo y paganismo (herejías) fueron para esa época lo que para la actualidad es la New age y muy bien aceptada; nadie dice nada sobre esa amalgama de pensamientos, sin forma.
    Entonces, el gnóstico tiene un dios lejano, distante, perfecto, no creo la materia. para acortar distancias existe el demiurgo (emanaciones) y luego los eones, al final está el mundo sensible donde la materia es fuente del mal, el hombre luchará entre su material (el mal) y lo espiritual (bueno). donde algunos darán rienda excesiva al ascetismo o al otro extremo, a los placeres carnales, sin ninguna culpa. suena muy actual.

    Comentarios por Jacqueline — 27 enero 2010 @ 0:59 | Responder

  6. Muchas Gracias por vuestros interesante aportes.
    Considerando lo que hasta el momento se ha planteado me gustaría compartir algunos puntos relativos a la temática.
    • Parece legítimo afirmar que los Primeros Padres tenían en claro que el cristianismo no es una filosofía, ni una cosmovisión, aunque indudablemente existe algo que con propiedad se puede llamar cosmovisión cristiana, y por ende hay algo que legítimamente se puede denominar filosofía cristiana, que no necesariamente tiene que ser lo mismo que la filosofía pensada o sostenida por un cristiano.
    • La creación implica un orden, y tal orden consiste en una jerarquía que podemos llamar entitativa. Jerarquía en la cual el hombre es la creatura cuya vocación consiste en el encuentro entre lo creado y lo increado. El señorío sobre la creación al que el hombre está llamado se funda en su capacidad de comprender la dimensión simbólica de la realidad, de reconocer los rastros del rostro divino en todo lo creado, llamando a las cosas por su nombre en proporción a la capacidad de su naturaleza completada por el don de la gracia. El capax Dei de San Agustín.
    • La esencia del cristianismo es una persona, que se manifiesta en la encarnación de Dios, el Cristo, el camino, la verdad y la vida. El único objeto proporcionado al amor humano y por ende la única fuente de la verdadera sabiduría.
    • Parece igualmente verdadero que ya en los primeros tiempos del Cristianismo, los apologetas entendían que naturaleza y gracia no se oponen, y por lo tanto el contenido de la fe no constituye una negación de aquello que la razón puede alcanzar, sino, por el contrario, la aceptación de las verdades revelas son una especie de coronación en la verdad, de toda búsqueda humana, haciendo fructificar las potencialidades de la persona según el fin trascendente al que se ordenan.
    • Las distinciones formales tienen sentido si se atienen al orden concebido por Dios. Es decir, la racionalidad, que es el modo específico en que la intelectualidad se manifiesta según la naturaleza de la persona humana, se ordena a un principio no reductible a la razón, sino al cual la razón debe atenerse en orden a la actualización de sus potencialidades. Por eso se dice que el conocimiento no es sólo la actividad del espíritu sino la actividad en la que el hombre se realiza según el principio espiritual que constituye la esencia de su alma.
    • La naturaleza humana está herida como consecuencia del pecado original, por lo tanto su actividad “natural” en el presente estado está mancada por una tendencia, sino contraria, al menos tendencialmente divergente del fin al que se ordena según el estado de justicia original que al hombre se le había otorgado como don al momento de su creación. El pecado supone una negación y una conversión. La negación del principio ordenador de las potencias humanas por conversión a un fin distinto al cual la naturaleza personal está llamada.
    • La actividad racional, en que la filosofía consiste, está encuadrada en lo dicho. De allí que, con ser la actividad de la facultad distintivamente humana, por un lado se ordena a una realidad superior a la que por sus propios medios no puede llegar sino como a su pórtico, como prueba el caso griego. Además de esta distancia entre su objeto y su potencialidad, que sólo puede ser salvada por el don de la gracia, como según Santo Tomás, en el estado de justicia original Dios le otorgó al hombre, el hombre después de la caída necesita además de un auxilio extra para restaurar el ejercicio de su instrumentalizad dentro del orden perdido. Gracias contenida en la Revelación y disponible para quienes tienen la vocación de la filosofía en la medida que se hagan dóciles en su obrar vocacional en el amor al Resucitado. Pues no es sólo la aceptación «intelectual» de los artículos de fe lo que ha de enderezar el ejercicio racional, sino en la medida que toda la persona se haga una con el objeto amado, el cual no puede para el cristiano ser otra cosa que la Persona divina en Jesús.
    • El hombre es una unidad, compuesta y tendencialmente inclinada por el pecado, pero unidad viviente que se denomina persona, y es toda la persona la que en su capacidad específica se realiza como tal. Recordemos que la facultad racional no se reduce a la razón, en sentido moderno, sino que del mismo principio vivificante se deriva la capacidad de querer y entender. Inteligencia y voluntad divergen en sus objetos a raíz del pecado, pero su ejercicio se ordena en la unidad al que la naturaleza personal tiende, cuando el objeto común a ambas es el proporcionado a su potencialidad. Por eso el modo proporcionado a la realidad personal es el amor. En este sentido la filosofía tiene sentido en cuanto es amor a la sabiduría. Sabiduría manifestada en la Revelación como persona. Este es el escándalo para la filosofía naturalista, que es la filosofía que rechazan desde San Pablo en adelante todos los que han entendido cabalmente el contenido de la Revelación, no sólo como dato dispositivo del ejercicio racional, sino como objeto proporcionado a la realización personal.
    • No parece acorde a la realidad sostener que el hombre pueda conocer o pensar sin algún tipo de principio extramental que haga posible el ejercicio de su intencionalidad. Es decir, el hombre no puede entender sino a partir de alguna creencia, en el sentido de algo aceptado no como conclusión de su propia actividad sino a partir de algún tipo de testimonio, de crédito dado a lo oído o visto por otros. Siempre hay algo previo a partir de lo cual el hombre sale al encuentro de la cosas porque la capacidad racional requiere de un principio de sus operaciones no reductible a sí misma. Sostener lo contrario sería, en algún sentido, como sostener que es posible ver sin objetos en virtud de cuya presencia la capacidad perceptiva se actualice, porque si bien la percepción es en y del sujeto, sin objeto no habría tal paso de la disposición o potencialidad a la actualización. Está fue la inversión acontecida en el Renacimiento: la reducción de lo real a lo racional, o la inclusión de la realidad dentro del círculo de lo racional, la primacía cuasi absoluta del hábito subjetivo sobre el objeto extramental, la afirmación de la actividad inmanente sobre el principio trascendente. La reducción de Dios a la idea de dios, la reducción de lo sobrenatural a lo cultural y de la cultura a un engendro autónomo, por eso la modernidad declara su muerte, es la muerte de la idea de Dios la que se declara ante una “cultura” que niega el carácter teándrico de la naturaleza humana. Como podemos apreciar, nada nuevo bajo el sol, porque estas tendencias desvariantes ya estaban entre las herejías combatidas por los Primeros Padres.
    • El Cristianismo no es una síntesis de las culturas vigentes en la época de la Revelación. Aunque en la cosmovisión cristiana se integran todos aquellos aspectos verdaderos remanentes de la revelación primitiva que de una forma u otra habían sobrevivido en las memorias de los pueblos entremezclados con las deformaciones contra las cuales los Padres utilizan sus argumentos apologéticos. Usualmente identificamos los tiempos del cristianismo primero como configurados a partir de las vertientes hebraicas y grecolatinas, en la medida que el caudal principal de nociones cristianizadas a simple vista dice referencias inmediata a tales fuentes, pero parece evidente que el Cristianismo naciente no sólo hubo de habérselas y confrontar con tales concepciones sino con todas las deformaciones engendradas a partir de la caída original, que en cuanto tales afectan el obrar humano deformando la concepción de la realidad no sólo en tal época y enclave histórico, sino actuantes a través de toda la historia de la humanidad, como se puede apreciar, por ejemplo, en lo atinente al planteo dualista de la realidad, en base al cual se concibe el bien y el mal como principios metafísicos contrapuestos, idea que identificamos característica del dualismo gnóstico, pero cuya presencia encontramos entre el paganismo de aquel tiempo y lugar, y también, por ejemplo en ciertas prácticas entre los aborígenes americanos o formulada en principios como el yin-yan de cierta concepción china superviviente entre los postulados de la New Age, e incluso entre los supuestos ideológicos de la cosmovisión sobre la que se sostiene el proyecto de la globalización actual. El cristianismo viene a dar respuesta a la tendencia connatural a la persona humana que llamamos religiosidad, pero no surge como una elaboración cultural más de tal tendencia al modo en que lo entiende, por ejemplo Mircea Eliade y todos los reduccionista de la realidad a su aspecto fenoménico, como si fuese posible entender lo manifestado sólo desde la perspectiva del observador humano pero sin referencia a la causa primera en la que todo, incluso la posibilidad de la negación, se sostiene.
    • Como plantea C.S. Lewis, en Mero cristianismo, ante la acusación de que el cristianismo ha integrado elementos presentes en distintas religiones anteriores, parece más atinado sostener que lo que atentaría contra el carácter verdadero de la fe católica (universal) y resultaría sospechoso sería el que no se hubiese realizado tal integración, lo que condice con la afirmación de los Primeros Padres que entendían cabalmente que todo lo verdadero es cristiano, porque si Jesucristo se hizo dócil para dar acabado cumplimiento a la ley (que no se refería a la ley judaica como suele interpretarse) que rige la creación, no puede haber contradicción entre la Verdad encarnada y las verdades presente entre los hombres. No sólo no puede haber contradicción sino que toda verdad humana encontró su confirmación en la persona del Señor resucitado, en quien quedó probado que la gracia no destruye la naturaleza sino que la perfecciona porque la naturaleza rectamente entendida está ordenada a la plenitud que sólo en la gracia alcanza.
    • Finalmente, a modo de cierre de este comentario un tanto más extenso de lo que hubiese deseado, y en orden a una cuestión subyacente en todo el planteo pero explicitada por Cristina cuando pregunta como cierre de su comentario ¿cómo dejar una actividad inherente a su propia naturaleza sin desviarse?. Aunque la respuesta está de algún modo contenida en los párrafos anteriores, permítasenos reiterar que es toda la persona la que es amante de la sabiduría. Con las contradicciones entre lo que quiere y lo que hace como plantea San Pablo, a pesar de las tendencias desordenantes derivadas del pecado original, pero toda la persona. Hemos de sostener y aceptar la restauración de la unidad de la persona operada en la Revelación, reconociendo la prelatura de lo espiritual sobre lo psicológico y de lo psicológico sobre lo somático. Unidad cuyo principio de rectitud operativa radica en el objeto proporcionado al fin al que la naturaleza personal se ordena y en virtud del cual todas la mociones verdaderamente humanas se siguen. Ninguna creatura puede satisfacer la sed de plenitud que al hombre mueve. Sólo el amor a Dios en Jesucristo es conducente al fin que a todos nos mueve. El planteo de cualquier contrariedad entre filosofía y cristianismo se deriva de una inapropiada concepción de la naturaleza personal. Sólo hay contrariedad en la medida que la actividad del ser participado no se ordene a la contemplación del subsistente por sí, que bajo el nombre de SER paradójicamente se declara o se declaraba como el objeto de la más alta filosofía.
    • Toda interpretación desviada de la realidad se sigue de una adulterada comprensión de los principios o de una falla en la aplicación de tales principios en la intelección. Como señala respecto a la negación del libre arbitrio Santo Tomás, “tales opiniones que destruyen los principios de alguna parte de la filosofía, son posturas extravagantes, así como el decir que nada se mueve, lo cual destruye los principios de la ciencia de la naturaleza. Algunos hombres son inducidos a la afirmación de tales posturas en parte por protervia, otros en parte por algunas razones sofísticas, que no pueden resolver, como se dice en el libro IV de la Metafísica.”

    Comentarios por Juan Gabriel Ravasi — 27 enero 2010 @ 9:58 | Responder

  7. Hola compañeros y Dr. Ravasi,
    Considero que el principal desafío que tuvieron los Primeros Padres de la Iglesia al darse el encuentro con la filosofía pagana fue discernir si esta filosofía era perjudicial o beneficiosa hacia lo conocido por la Revelación. Como hemos leído en los textos, hubo quienes rechazaron todo contacto con la filosofía; mientras otros la aceptaban «en paquete» sin hacer un análisis serio de las verdades o falsedades que contenía, mezclándola con otras filosofías orientales y con verdades cristianas para formar el gnosticismo. Pero también hubo Padres de la Iglesia que con un espíritu de búsqueda de la verdad en donde estuviera, reconocieron el valor de los aportes de los paganos en la filosofía. Dándole el justo valor al conocimiento que el hombre alcanza a través de la luz de la razón. Así mismo, se utilizó la filosofía para combatir por un lado (internamente) las herejías que surgían dentro del cristianismo, y por otro lado (externamente) para combatir los ataques de los judíos y paganos.
    Actualmente, tanto la filosofía como la Iglesia Católica, reciben ataques de muchos frentes: económicos, políticos, educativos, entre otros. Pienso que ambas podrían refutar esos ataques en parte, volviendo a sus orígenes (en este caso a la filosofía clásica y los Padres de la Iglesia, respectivamente) y por otra parte buscando la verdad en el resto de la historia de la filosofía y de la Iglesia hasta nuestros días.
    Hemos visto como la filosofía griega y los Primeros Padres de la Iglesia hicieron grandes aportes a la filosofía y a la teología que ahora son desdeñados o simplemente no tomados en cuenta, promoviendo/motivando así las nuevas corrientes ideológicas de nuestros tiempos, como son agnosticismo, escepticismo, relativismo, subjetivismo.

    Comentarios por Norma Alcalá — 27 enero 2010 @ 16:02 | Responder

  8. Estimados compañeros: Está perfectamente relatado en la historia de la Patrística, la lucha que los Apologistas tuvieron que emprender contra gnósticos, herejes, y filósofos aferrados al helenismo. Los primeros querìan subsumir a la Revelación dentro de la filosofía, haciendo de la fe un conocimiento más. Los segundos, los herejes, se habían desviado de la ortodoxia y proponian tesis intolerables para la nueva fe. Y los últimos, que eran los más cultos y de clase social más alta, no querían sustituir a la vieja paideia griega, y buscaron todos los recursos, incluso «divinizar» a Platón, para derrotarla.
    Ahora bien, nuestro tiempo es diferente al que ellos vivieron y aunque tenemos retos semejantes también enfrentamos diferentes problemas. Veamos: El gnosticismo ahora se ha transformado en diversas corrientes a las cuales podemos considerar como «sucedáneos de la religión», tales como orientalismo, ocultismo, hechicería, masonería, etc.
    Por otra lado, las herejías ahora son en su mayor parte producto del protestantismo, y son toleradas por muchas autoridades aún dentro de la misma Iglesia Católica. Y por último, la filosofía, que ha entrado en decadencia en la posmodernidad, está impregnada de relativismo, utilitarismo y nihilismo.
    En suma, los que estamos ahora tratando de convertirnos en verdaderos guías de jóvenes, tenemos enfrente una gran misión y una grave responsabilidad. Yo los conmino, amigos todos, a que no nos alejemos ni un ápice de la verdadera Tradición.
    Que Dios nos asista en semejante empresa.

    Comentarios por Humberto García Ulloa — 27 enero 2010 @ 16:12 | Responder

  9. Un saludo a todos y en especial al Dr.Ravasi:
    Dentro de las cosas que mas nos preocupan a quienes tenemos hijos o nos dedicamos a la docencia,o ambas,se encuentra la creciente e insistente tendencia de las nuevas generaciones de creer que no están sujetos a un Ser que los creó y como no lo quieren aceptar,dudan o en el peor de los casos niegan que existe;y nos preguntamos porqué se ha agudizado esta tendencia. Pienso que gran parte de lo que sucede es causado por una falta de formación doctrinal firme que en gran medida corresponde a los padres,coadyuvado por quienes se encargan de la educación formal y por la Iglesia. La reducción de Dios a la idea de dios que se observa marcadamente en el Renacimiento,derivado como lo comenta el Dr.Ravasi, de reducir lo real a lo racional,ha sido un flagelo que azota constantemente y en aumento al recto discernimiento de la realidad de quienes aceptan un orden establecido creado por Dios; siguiendo este camino gravemente reduccionista – que como dice el Dr.Ravasi,no es nada nuevo, porque ya se presentaba de diferentes maneras y era combatido por los Primeros Padres – el ser humano en la actualidad, ha cruzado límites que no se había atrevido a cruzar antes,ha perdido la directriz y es un náufrago inmerso en un mar de ideas tan disparatadas como alejadas de la esencia de la naturaleza humana, de lo que dicta la ley natural inscrita por Dios en el hombre desde que lo creó,ha olvidado que ha sido creado a su imágen y semejanza y que reviste tal dignidad pero sujeta a su Creador. Cuando el hombre olvida ésto, se aleja mas del camino y se vuelve presa facil de la desesperanza y la angustia que imperan en la actualidad.Si queremos que nuestros jóvenes sean firmes en la fe y no sean presa de la desesperanza y de la angustia, eduquémolos en amor y respeto a Dios y a sus leyes.

    Comentarios por Carmen Brock — 28 enero 2010 @ 6:18 | Responder

  10. ¡Que la Alegría del Señor esté en cada uno de Ustedes!
    Feliz día de Santo Tomás

    Como no debe ser menos en un cristiano y por ende en una filosofía atenida a lo real, las cuestiones relativas a discernimientos conceptuales aparecen en relación a los desafíos que la vida cotidiana nos presenta, como se hace evidente en el comentario de Carmen.
    Esto me trae a la memoria a Santa Mónica, patrona de las mujeres casadas y modelo de las madres cristianas. La madre de San Agustín, a quien veneramos porque su ejemplo y oración fueron decisivos para la conversión de su hijo, quien en las Confesiones dice, «Ella me engendró con su carne para que viniera a la luz del tiempo, con su corazón para que naciera a la luz de la eternidad»
    En dos palabras, la respuesta: ejemplo y oración. Y lo que ello implica cubre todo lo que necesitamos, porque para lograrlo hemos de hacernos dóciles al Espíritu en el Señor, y al decir de San Alfonso “en el espíritu no hay hombres más inteligentes que otros: hay unos que aprenden a rezar y otros que no rezan”
    Podemos hacer grandes esfuerzos de discernimiento racional, ya filosófico, ya pedagógico, bien al cual no puede renunciar quien tal vocación tenga. Pero, como sabemos que “quien no recoge conmigo desparrama” debemos reconocer que incluso tales esfuerzos fructificarán rectamente sólo si están fundados “en la piedra desechada por los constructores”.
    Lo dicho no implica desprecio alguno por las cosas de esta vida como suele argumentarse en contra. Todo lo contrario: en la medida que comprendamos que la clave está en la persona, en cada uno de nosotros, y obremos en consecuencia, la alegría en esta vida se hará más profunda y bella. El cristiano no se desentiende del mundo: ni abandona el mundo ni se entrega a este mundo, sino que obra acorde al orden querido por Dios según su inteligencia le muestra.
    Por una vía u otra el planteo nos pone a cada uno frente al Señor, de modo tal que por Él no sólo pasan las respuestas, sino la posibilidad misma de encontrarlas. El amor humano siempre es respuesta. No se puede esperar que el cambio surja de la sociedad, de la Iglesia, del sistema, ni de ningún tipo de colectivo, porque el único cambio sustentable es la conversión personal en la que debo empeñar mi vida por amor al que me creó, y entonces lo demás se nos dará por añadidura.
    Este es el problema que tiene y ha tenido el hombre: no obrar como hijo de Dios. Hoy los males parecen mayores, pero incluso esto puede de alguna manera ser una trampa si no recordamos que “donde abundó el pecado sobreabunda la gracia” y nos dejamos espantar por el cuánto de los problemas, como si nuestros problemas pudiesen ser más grandes que la generosidad divina.
    Tal vez podemos señalar como característica de la época esta tendencia consentida, pregonada e incluso deseada, de la disolución de la persona en la masa. Estamos “tan comunicados” que no hay lugar para el encuentro personal. No lugar físico, externo. Sino el lugar en el corazón humano que es el único lugar dónde el encuentro se realiza porque allí habita el Señor. Tenemos tantos medios para comunicarnos que carecemos de tiempo para superar la cota del intercambio vano. El control está en nuestras manos.
    El hombre no sabe quién es hasta obrar según lo que está llamado a ser.
    Dicho lo dicho, tenemos que reconocer que para obrar bien el bien que nos compete, por un lado hay que hacer lo que corresponde y dejar de hacer lo que no corresponde. ¡De Perogrullo! dirán. ¡Lo de San Pablo! Sí.
    Bien, pues, manos a la obra. Empezando por uno mismo y siguiendo por los que me fueron dados, esposa, esposo, hijos, alumnos . . . Hay cosas que hay que hacer y otras que no se deben permitir. “Si tu ojo es causa de pecado ¡quítatelo!”, pero mira que “no es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre; sino lo que sale” O sea, deja de mirar “con ojos torcidos” y empezarás a ver la luz. La cuestión de la intencionalidad. “Donde está tu corazón está tu tesoro.”
    Como cae de maduro, la filosofía entra en lo señalado. Si es amor a la sabiduría, sólo por excusas humanas se puede pretender una filosofía ajena a la Sabiduría en persona.
    ¿Por qué mi hijo dice que no cree en Dios? Pues porque el ejemplo que yo mismo le di y que permití que le fuera dado no fue el adecuado para que él descubriera la importancia que tiene el vivir en presencia de Dios.
    Del mismo modo que nos cuidamos de no dar piedra en vez de pan como alimento, con mucha mayor razón deberíamos ocuparnos en que el alma de nuestros hijos y alumnos sea alimentada sólo con “el pan verdadero”, y sea preservada, contra viento y marea, de todo aquello que atente contra su recto crecimiento espiritual.
    Parte del recto crecimiento del cristiano es relativo a la claridad entorno a ciertas cuestiones depuradas desde los tiempos de la patrística y respecto a las cuales hoy abundan las confusiones. Esta es parte de la tarea que por vocación nos compete.
    Manos a la obra. Que Santa Mónica y Santo Tomás intercedan por nosotros.

    Comentarios por Juan Gabriel Ravasi — 28 enero 2010 @ 11:30 | Responder

    • Hola…!!!

      Estoy muy de acuerdo con el Doctor Ravasi cuando dice que no podemos esperar que el cambio o la mejora surga de otros y no de mi, soy profesora de alumnos de secundaria, cuando los incito a la reflexión sobre algunos problemas sociales y sus causas, inmediatamente remiten la solución a otros, al gobierno, al director de la escuela, a los demás profesores, en fin…pero cuando les hago hincapie en que el cambio está en nosotros mismos cumpliendo con nuestros deberes primarios, es decir con Dios, y luego al prójimos estamos haciendo lo propio de nuestra naturaleza y en ese mismo cumplimiento del deber esta nuestra felicidad temporal…y asi seremos habitantes de la Nueva Tierra en donde se cumpliran las promesas divinas…»Yo seré tu Dios, tu serás mi hijo..», pero para que el joven actual llegue a tal convencimiento es necesario que los que estamos en el tiempo por encima de ellos, les demos la orientación debida, les mostremos la Verdad, el Bien y la Belleza…si con discursos lindos, pero más bien con nuestra propia vida…y ahi, justo ahí está lo díficil, nuestro tiempo no es mejor que el de los Grandes Padres, es mas pudieramos considerarlos como más «fáciles» en cuanto que nos queda claro la verdad de la religión católica, la gran ventaja de la Época Patrística es que si se hacía uso de la inteligencia, se razonaban los argumentos,hoy en día nuestra juventud, se resiste a pensar, a analizar, a identificar la Verdad…tristemente veo a la juventud pasar por las aulas y lo único que piensan es en «divertirse» vertirse hacia fuera, no estar consigo mismo, no encontrar el silencio, quieren solo música, ruido…pero es que no ven otra cosa en los adultos, no ven un San Benito de Nurcia, solo ven el desprecio de otros por las cosas espirituales, por la interiodidad, ¡cuánta falta hace que conozcan el peregrinar de un San Agustí, de un San Pablo, pero actual, esa es nuestra gran lucha, mostrarles esas vidas llenas de misticismo, de piedad, de devoción, pero no leídad, sino de vivo ejemplo de nosotros…esa es nuestra gran lucha…Dios quiera y nos de fuerza y la gracia necesaria para mostrarles aunque sea como se cumple con nuestros deberes…Serviam…!!!!

      Comentarios por yoli san — 28 enero 2010 @ 22:23 | Responder

  11. Hola, cordiales saludos a todos los Investigadores involucrados en el Foro sobre Patrística.
    Comentarios al cuestionamiento número 1:

    Los Santos Padres, que dan nombre a esta época, estuvieron el la línea del tiempo, cercanos a los Apóstoles y desempeñaron también una labor apostólica, en los primeros tiempos, entre el siglo I y el V.

    Naturalmente, el pensamiento greco-latino y oriental, no desapareció abruptamente y se produjo el encuentro del cristianismo con esas culturas, hecho importante, puesto que los Santos Padres emplean algunos puntos de vista sobre todo, de la filosofía griega. Por otra parte, hubo quienes distorsionaron las enseñanzas de los Padres mezclándolas con errores, formando sectas y proselitismo, habiendo entonces necesidad de defender la fe, es decir, de realizar una labor apologética, por parte de los Padres.

    Aproximación a la pregunta 2:

    En forma similar a lo comentado anteriormente sobre la época de la Patrística, en el presente es prudente una apologética para redefinición de la fe, porque las ideas erróneas de antaño, con sutiles envolturas atractivas para la postmodernidad, se han revitalizado y precipitado adeptos.

    Carmen Ulloa

    Comentarios por Maria del carmen Ulloa leal — 29 enero 2010 @ 14:53 | Responder

    • Estimada María del Carmen y demás participantes:
      Una de las tareas que nos toca realizar respecto a lo señalado, es la interpretación correcta de las fuentes. Hoy contamos con ediciones confiables de los textos de la antigüedad, sin embargo no son igualmente numerosos los estudios interpretativos de similar calidad.
      Además de la obra de los Santos, en especial la obra de Santo Tomás que debe ser la guía básica, me parece oportuno señalar dos textos que respecto al tema que nos ocupan, encuentro fundamentales. Uno muy breve pero muy logrado, como toda la obra de Josef Pieper, su texto Sobre los mitos platónicos, en castellano hay edición accesible de Herder, en la cual expone una interpretación de los mitos en Platón que deja en evidencia, digamos la ordenación a la Revelación del esfuerzo griego. Y otro texto muy importante en orden a entender las claves del tiempo de los Primeros Padres y sus proyecciones a la fecha, es el libro Humanismo, fuentes y desarrollo histórico, de Carlos A. Disandro, reeditado recientemente por la Fundación Decus, de La Plata: El primer texto seguramente se encontrará en vuestro medio. Si el libro de Disandro no estuviese disponible entre Ustedes, podemos ver la forma de hacerles llegar algún ejemplar.
      Cordialmente,
      Juan Gabriel Ravasi

      Comentarios por Juan Gabriel Ravasi — 31 enero 2010 @ 5:45 | Responder

  12. Buenas tardes estimados profesores y compañeros:

    Sin lugar a dudas el principal desafío al que se enfrenta el cristianismo naciente es determinar si puede existir una comunión entre el cristianismo y la filosofía. Son muchas las posturas que se toman respecto a este problema, desde quien rechaza rotundamente toda comunión entre ambas, hasta quien acepta todo sin pasarlo por criba alguna. Entre estas dos posturas extremas encontramos diversos matices, hay quienes aseguran el total divorcio entre religión y filosofía porque sostienen que la filosofía es del orden de la razón y la teología está en orden a la revelación.

    El encuentro de la filosofía helénica con el cristianismo ocasiona una sacudida en muchas concepciones que se manejan en esa época, principalmente en el orden de la moral, de la metafísica, pero principalmente en el orden teológico. Algunos de estos cambios son el concepto de alma humana, el concepto de hombre, el de premio y castigo al hombre después de esta vida no sólo en el alma sino también en la parte corpórea; el concepto de un Dios Creador y Providente que se preocupa por sus criaturas, etc.

    En esta época se dan algunas posturas del cristianismo respecto a la filosofía, había quienes consideran a la filosofía contraria al cristianismo por lo que manifiestan un rechazo hacia la misma, otros quien aceptar todo si discernimiento alguno de lo que es verdadero y lo que es falso. Sin embargo existe una tercera postura que considera a la teología como la cumbre de todas las ciencias y reconoce la importancia de la filosofía (que usa la razón), para explicar la teología, el mismo Etienne Gilson (P.17) en su libro “Espíritu de la filosofía medieval”, dice que si la filosofía concerta con la fe es simplemente porque es verdadera, y la verdad no puede contradecir a la verdad. Los padres de la Iglesia explican y sintetizan la doctrina cristiana y elaboran un conjunto doctrinal articulado del cristianismo que ayudó a la universalidad de la misma.

    Otro de los desafíos a los que se enfrenta el Cristianismo son los embates en la doctrina y las persecuciones que desataron sus enemigos. En todos los tiempos el cristianismo ha tenido muchos ataques y diversidad y multitud de enemigos tanto externos como internos, basta con recordar la traición de Judas, uno de los elegidos por Jesús. La época de la patrística no es la excepción, en ésta se dan muchas herejías que tuvieron que ser combatidas, como las sostenidas por las diferentes sectas gnósticas.

    La época en la que vivimos no es ajena a estos problemas, también está impregnada de errores doctrinales y ataques, nosotros como filósofos cristianos habremos también desde nuestra trinchera hacer la defensa de la verdad y el combate del error tal como lo hicieron los Padres de la Iglesia, y quizá hacer todavía más, no solo defender el cristianismo y la verdad sino también llevar a cabo una ofensiva contra todas aquellas doctrinas y posturas que buscan ante todo, borrar o deformar de la mente de los hombres la teología y la filosofía perenne.

    Saludos cordiales a todos.

    Comentarios por María de la Luz Aceves Miramontes — 29 enero 2010 @ 16:49 | Responder

  13. Estimados compañeros: Cuando Clemente de Alejandría aspira a la paideia griega, piensa en Cristo en su papel de Divino Mestro, que trasciende cualquier maestro en la historia de la humanidad. Clemente no niega el valor de la antigua paideia griega, pero sostiene que la fe cumple con la misión paidéutica en el grado más alto al que se pudiera alcanzar con la sola razón. Visto así, si la paideia antigua era importante, según los griegos, para la evolución de una cultura unificada dentro del mundo intelectual, el encuentro con el cristianismo viene a marcar el principio de un desarrollo decisivo de una civilización cristiana.
    Somos pues, herederos de esa cultura occidental que inicia con una paideia antigua y a la que solo le hacía falta la Revelación para completarla, sacarla de sus aporías, y convertirla en la Verdadera paideia a la que todo cristiano debe aspirar.
    Somos todos nosotros los responsables de cultivarla, enriquecerla dentro de lo humanamente posible y transmitirla a las generaciones de jóvenes estudiantes, la mayor parte de ellos ignorantes de la gran riqueza intelectual y espiritual que posee la cultura cristiana. Saludos a todos.
    Humberto García Ulloa

    Comentarios por Humberto García Ulloa — 29 enero 2010 @ 18:33 | Responder

  14. De la juventud actual o de la indiferencia.

    Redacto estas breves líneas, limitándome a cuestionar lo que aquí expongo, sólo en el caso exclusivo de lo que ocurre a la juventud. Dicho de otro modo las preguntas de pretensiones filosóficas que a continuación comparto, tienen como fin dilucidar exclusivamente lo concerniente a los más jóvenes, Existe en los diálogos de Platón (Laques o del deber y en la Apología de Sócrates) una preocupación por la formación de los jóvenes con consecuencias inmediatas en la moral doméstica y a largo plazo en la política ateniense. Se dice allí parafraseando a los interlocutores que los hombres Estado, si son sabios, se han de preocupar primero por la educación de los más jóvenes, y que de la buena o mala formación de éstos ha de depender la gloria o ruina de la ciudad.
    Bajo una preocupación similar a la de los antiguos griegos pero sin el rigor ni posibilidad de comprobarlo mediante la puesta en práctica de un método sino todavía a partir de una mera intuición; expongo a continuación un problema: quizá sea posible establecer un juicio de la condición espiritual de las jóvenes generaciones a partir de las preguntas que entre ellos se hacen.
    Revisando previamente algunos autores que han tocado con sus plumas el problema terminológico en torno a la categoría “Filosofía cristiana,” podemos notar fácilmente que las preguntas sobre la trascendencia están en uso común. Los habitantes de la Europa que apenas se está construyendo bajo un modelo político romano, y con una inspiración religiosa eminentemente cristiana tienen preguntas sobre lo eterno.
    En los primeros siglos de la era cristiana los temas espirituales se nos aparecen como temas cotidianos, que llevan, según el grado de error y acierto, a la conformación de logias, sectas y escuelas del pensamiento. En ellas con un rigor y alcances diversos, de nociones divinas, de esencias, de trascendencia, de eternidad, de fines, etc., La labor de los Padres de la iglesia consiste precisamente en oponer a la cultura pagana un discernimiento de ideas que implicaba la construcción del pensamiento cristiano. Mas en medio de tanta confusión es posible afirmar que no había indiferencia (tibieza) respecto a los temas espirituales y en cambio, la necesidad de preguntarse y responder a las dudas que los hombres se hacían los condujo en no pocas ocasiones a terribles errores.
    En las Sagradas escrituras se consigna que los tibios serán aborrecidos por Dios con un desprecio ejemplar. Las preguntas que hoy nos hacemos los hombres, particularmente los más jóvenes demuestran una indiferencia severa respecto a los temas de carácter espiritual. No he exponer las preguntas que sí nos hacemos los jóvenes sino sólo he de indicar que son visiblemente indiferentes. La tibieza se ha vuelto norma entre las jóvenes generaciones. La falta de profundidad en los cuestionamientos, la pasividad ante lo injusto, la actitud esquiva ante los problemas, la falta de una actitud caritativa y un reduccionismo hedonístico de la noción de amor son las características de los que somos más jóvenes.
    Imaginemos el escándalo provocado por nuestra actitud entre los Padres de la iglesia y los apologistas. Acostumbrados a enfrentar con rigor los argumentos de sus contrarios en severas contiendas; no se como respondería su ánimo de gente santa ante nuestra generación de silentes jóvenes, indiferente por completo a los temas espirituales.

    Oscar Iván MONTALVO.

    Comentarios por Oscar Iván Montalvo — 29 enero 2010 @ 18:47 | Responder

  15. Qué difícil se me hacía poder sostener los razonamientos filosóficos del cristianismo, siempre había pensado que algunas fundamentaciones eran simplemente sentencias morales fabricadas a propósito para mantener y guardar una sana moral. Ahora que he estado leyendo lo poco que he podido de patrística y patrología pues me resulta bastante claro, así como una luz que llegó que ahora me permite ver.
    Y reflexionando sobre esto, me digo a mi mismo que tan poco hacemos los cristianos por la difusión y promoción de nuestros dogmas y argumentos racionales, la apología la hemos dejado quien sabe para cual tiempo, será algo de esto las posibles causas de tanto abandono y alejamiento de los católicos a su religión?, será por esto que encandilados por los gnósticos se vuelven hacia sectas y posiciones filosóficas como la new age y que se engrosan dichas filas y las iglesias católicas se van quedando solas?
    Platicábamos ayer, tratando de imaginarnos el tipo y estilo de vida de estos Padres de la Iglesia, viviendo a salto de mata, con hambres, con inclemencias del clima, sin vestido adecuado, con las injusticias y traiciones, y sencillamente nos damos cuenta que todos ellos; benditos sean; tuvieron que tener una gran Fe, fortaleza, humildad y santidad para poder soportar o quizá más bien para vivir con alegría la vida.
    Las enseñanzas de todos ellos, cuya lectura debemos hacer y debemos promover debe ser fundamento de la pedagogía del católico, debemos despertar de la inercia en la que nos tienen sumidos los movimientos gnósticos actuales, tenemos que estrujarnos y estrujar a nuestros alumnos, hijos, amigos y a todo el mundo para volver a la Verdad, el amor por la fe nos moverá a grandes proezas a conseguir lo que nos parece imposible, a lograr lo inimaginable, a enfrentar las cruentas luchas. Tendremos como guia y como líder al Señor de las Batallas, al inagotable vencedor de las Grandes Batallas, a Cristo Rey y a Santa María de Guadalupe, los invito a entregarnos a lucha, cada quien en su trinchera, cada quien con sus bondades.
    Ni los gnósticos, ni los herejes, ni los malvados de corazón pueden contra la Verdad, bien nos decía hace algunos años uno de nuestros grandes maestros, lean la vida de los santos, de quienes han sido ejemplo, para que nos iluminen, que digo para que nos alumbren y que el amor de su fuego incendie nuestros corazones, que tan fríos están y tan necesitados de la quemazón de tantos mártires y guías de nuestra doctrina católica.
    Dios nos bendiga y nos permita llegar…

    Comentarios por Adrian Tirado — 29 enero 2010 @ 20:49 | Responder

  16. ESTIMADOS COMPAÑEROS, COMPARTO ESTAS IDEAS ESPERANDO SUS COMENTARIOS:

    De la juventud actual o de la indiferencia actual.

    Redacto estas breves líneas, limitándome a cuestionar lo que aquí expongo, sólo en el caso exclusivo de lo que ocurre a la juventud. Dicho de otro modo las preguntas de pretensiones filosóficas que a continuación comparto, tienen como fin dilucidar exclusivamente lo concerniente a los más jóvenes, Existe en los diálogos de Platón (Laques o del deber y en la Apología de Sócrates) una preocupación por la formación de los jóvenes con consecuencias inmediatas en la moral doméstica y a largo plazo en la política ateniense. Se dice allí parafraseando a los interlocutores que los hombres Estado, si son sabios, se han de preocupar primero por la educación de los más jóvenes, y que de la buena o mala formación de éstos ha de depender la gloria o ruina de la ciudad.
    Bajo una preocupación similar a la de los antiguos griegos pero sin el rigor ni posibilidad de comprobarlo mediante la puesta en práctica de un método sino todavía a partir de una mera intuición; expongo a continuación un problema: quizá sea posible establecer un juicio de la condición espiritual de las jóvenes generaciones a partir de las preguntas que entre ellos se hacen.
    Revisando previamente algunos autores que han tocado con sus plumas el problema terminológico en torno a la categoría “Filosofía cristiana,” podemos notar fácilmente que las preguntas sobre la trascendencia están en uso común. Los habitantes de la Europa que apenas se está construyendo bajo un modelo político romano, y con una inspiración religiosa eminentemente cristiana tienen preguntas sobre lo eterno.
    En los primeros siglos de la era cristiana los temas espirituales se nos aparecen como temas cotidianos, que llevan, según el grado de error y acierto, a la conformación de logias, sectas y escuelas del pensamiento. En ellas con un rigor y alcances diversos, de nociones divinas, de esencias, de trascendencia, de eternidad, de fines, etc., La labor de los Padres de la iglesia consiste precisamente en oponer a la cultura pagana un discernimiento de ideas que implicaba la construcción del pensamiento cristiano. Mas en medio de tanta confusión es posible afirmar que no había indiferencia (tibieza) respecto a los temas espirituales y en cambio, la necesidad de preguntarse y responder a las dudas que los hombres se hacían, los condujo en no pocas ocasiones a terribles errores.
    En las Sagradas escrituras se consigna que los tibios serán aborrecidos por Dios con un desprecio ejemplar. Las preguntas que hoy nos hacemos los hombres, particularmente los más jóvenes demuestran una indiferencia severa respecto a los temas de carácter espiritual. No he exponer las preguntas que sí nos hacemos los jóvenes sino sólo he de indicar que son visiblemente indiferentes. La tibieza se ha vuelto norma entre las jóvenes generaciones. La falta de profundidad en los cuestionamientos, la pasividad ante lo injusto, la actitud esquiva ante los problemas, la falta de una actitud caritativa y un reduccionismo hedonístico de la noción de amor son las características de los que somos más jóvenes.
    Imaginemos el escándalo provocado por nuestra actitud entre los Padres de la iglesia y los apologistas. Acostumbrados a enfrentar con rigor los argumentos de sus contrarios en severas contiendas; no se como respondería su ánimo de gente santa ante nuestra generación de silentes jóvenes, indiferentes por completo a los temas espirituales.

    Oscar Iván MONTALVO.

    Comentarios por Oscar Ivan Montalvo — 29 enero 2010 @ 21:45 | Responder

    • Estimado Oscar Iván, quiero atender tu solicitud de comentario, con algunas reflexiones específicas que creo nos pueden servir a todos.
      En primer lugar destacar lo que señalas respecto al vínculo entre la formación, la moral doméstica y la vida política. La división de la moral en moral privada y moral pública es no sólo una concepción falsa, sino una propuesta alienante. Nuestros esquemas interpretativos derivados de la escisión incubada ya durante la edad media, pero que irrumpiera configurativamente a partir de la modernidad, dificultan la comprensión de la relación que tu bien señalas. La dimensión moral de la vida es lo que hace humano al hombre, pues se trata, ni más ni menos que de la realización de la propia intencionalidad, aquello que define y diferencia los actos humanos de los simples actos del hombre. Es conocida la distinción griega entre le polités y el idiotés en virtud de la capacidad de la persona de comprometerse en el bien común de la polis, no de participar como se propaga hoy, sino de comprometerse, que es determinar la propia vida al servicio del bien común. El bien común no puede no incluir los medios o recursos, pero no se limita ni consiste en ello, ya que, sintéticamente, se dice bien común todo lo que hace más persona a las personas. En el contexto mencionado, se entiende por idiota en tal sentido, el hombre incapaz de obrar por algo que vaya más allá de sus intereses particulares. Y el hombre que encarnaba el paradigma del político, fue entre los griegos lo que ellos llamaban héroe, que era el restaurador del orden, cuya causa primera, o lo primero que había de ser ordenado era la relación entre los hombres y los dioses, por eso el héroe era generalmente concebido un semidiós. Lo que es el santo en el cristianismo, el capax dei de San Agustín, que hemos mencionado. El hombre como ser en quien se produce el encuentro, la comunión de lo visible y lo invisible. Estimo que se comprenderá sin mayores desarrollos un aspecto de lo que queremos significar cuando nos referimos a la restauración de la unidad de la persona humana y la relación que tiene con la cuestión de la vida sacramental. Dietrich von Hildebrand en su libro Liturgia y personalidad expone magistralmente la dimensión configurativa de la recta personalidad cristiana en la liturgia en cuanto modo eminente de crecimiento del hombre en Dios.
      En segundo lugar, algo atinente a la situación actual de los jóvenes que bien indicas. En el año 1934, Rudolf Arnheim publicó un libro titulado Art and Visual Perception, un manual reeditado varias veces en inglés, sobre la psicología de la percepción, para estudiantes de arte. En la Introducción señala algunos puntos de interés para nuestro planteo. Por ejemplo, dice, «al parece estamos en un situación cultural que dificulta la creación artística y estimula pensamientos equivocados respecto a ella, . . . Nuestras experiencias tienden a ser comunes pero no profundas, o profundas pero no comunes (compartibles). Hemos despreciado el don de comprender las cosas por medio de nuestros sentidos. Los conceptos están divorciados de la percepción y el pensamiento se mueve entre abstracciones. Nuestros ojos han sido reducidos a instrumentos para identificar y medir, de este modo sufrimos un empobrecimiento de ideas que pueden ser expresadas en imágenes y una incapacidad para descubrir la significación de lo que vemos. Como consecuencia, nos sentimos perdidos ante objetos que tienen sentido sólo para la visión incorrupta y tendemos a buscar refugio en formas (que nos resultan) más familiares» Creo que con esto alcanza para mostrar la semejanza de lo que tu señalas entre los jóvenes. Pero, lo llamativo es que básicamente atribuye «la causa de tal empobrecimiento, a la proliferación de imágenes intencionalmente fabricadas para producir en quien las ve un efecto distinto al que el modelo natural produciría en un observador no desnaturalizado». Bien, sólo basta recordar todo lo que en este terreno ha cambiado en cuanto a capacidad de impacto masivo desde el año de publicación al presente. Como dijo Marshall Mcluhan en 1964, «el día que contemos con un sistema global de comunicaciones no necesitaremos más el LSD». Estos son los tiempos que nos tocan.
      Luego ¿qué hacer? Además de lo que ya se ha dicho como instancia personal sine qua non, reitero mi convicción de que a los niños y jóvenes hay que preservarles de la exposición a estímulos deformados y deformantes por medio de experiencias de contemplación de la belleza natural, y progresivamente introducirles en la contemplación y comprensión razonadas de obras del arte clásico y de las ciencias bien entendidas. El contacto con la naturaleza guiando la observación hacia las fuentes de la belleza, el canto y el cuento sobre temas que reflejen la comunión entre Dios y los hombres, etcétera.
      Bien, tu tal vez me dirás que se trata de jóvenes y no de niños. Los niños de hoy son los jóvenes de un mañana que llega más rápido de lo previsible. Y los jóvenes son tales en cuanto todavía conservan cierta sensibilidad y capacidad de asombrarse. Puede que algunos estén más adormecido o alterados que otros, pero en general, la experiencia dice que con una clara conducción pedagógica y una cierta capacidad de respuesta y contención afectiva, rápidamente reviven las experiencias de asombro ante la belleza y el bien, recuperando la capacidad de percibir el horror, que es algo de lo cual también carecen.
      ¿Por qué empezar por la cuestión de la belleza? pues, porque si lo que hay en la inteligencia de algún modo ha tenido que pasar por los sentidos, lo primero que hay que posibilitar es una recta percepción sensible. La indiferencia, tal vez, no sea más que un buen síntoma ante la representación enfermiza de la realidad a la cual los exponemos. ¿Cómo se van a enamorar de un mundo que carece de ideales encarnados en semejantes? Encarnemos esos ideales y los jóvenes responderán con toda la energía que tienen adormecida por la representación narcotizante en la que han crecido.
      El hombre que no se asombra por lo que percibe, no puede llegar a plantearse verdaderamente la pregunta sobre el sentido ético de la propia existencia porque no está acostumbrado a salir fuera de los lugares comunes en los cuales se cifra la interpretación masiva, esa explicación social pseudo psicologizante de la realidad que inunda todos los textos escolares actualizados, y mucho menos podrá llegar a abrirse a la posibilidad de descubrir la verdad de las cosas o que la verdad es una persona.
      Finalmente, estimo muy importante partir de las preguntas que se hacen los jóvenes, porque desde sus preguntas, modo socrático se les puede orientar hacia las fuentes de las respuestas.
      Espero haber entendido tu planteo y que las reflexiones de algún modo contribuyan a fortalecer el ánimo en la maravillosa tarea que nos tocas con las generaciones advinientes.
      Cordialmente,
      Juan Gabriel Ravasi

      Comentarios por Juan Gabriel Ravasi — 31 enero 2010 @ 5:19 | Responder

  17. Saludos a todos nuevamente,

    Primeramente, pienso que todos coincidimos en indicar la riqueza de la filosofía griega en cuanto que encaminaba hacia el amor a la sabiduría, y por ello, podemos considerarla como una propedéutica para la Revelación; es decir, que se contara ya con la apertura intelectual para recibir la grandeza de la Verdad. Por otra parte, también hemos todos señalado la grave carencia espiritual que reina en nuestros días, y en donde, gracias a la decadencia de nuestra cultura, aparecen todo tipo de deformaciones que conducen al hombre hacia el desconocimiento de su naturaleza, sus deberes hacia con los demás, principalmente su deber hacia con Dios. Yo me permito hacer una reflexión acerca de lo que se conoce como la bondad cristiana que es el perfeccionamiento de la dulzura griega. Esta bondad se destaca por ser una revolución moral, en el sentido de que no es una bondad por la bondad misma, sino que se transforma en amor; este amor tan fuerte que se dirige a cada uno de nosotros se convierte naturalmente en la regla y el modelo que Dios propone a los hombres. Estos grandes principios de amor y de caridad transmitidos en los Evangelios se colocan en un nivel superior que nada tienen que ver con la moral pagana. Por ello, en un mundo carente de amor, esta fuerza del cristianismo, que es la bondad, nos permitiría recuperar el sentido espiritual en nuestro mundo.

    Comentarios por Cristina García — 29 enero 2010 @ 21:46 | Responder

  18. compañeros, les envío estas ideas esperando sus comentarios.

    De la juventud actual o de la indiferencia actual.

    Redacto estas breves líneas, limitándome a cuestionar lo que aquí expongo, sólo en el caso exclusivo de lo que ocurre a la juventud. Dicho de otro modo las preguntas de pretensiones filosóficas que a continuación comparto, tienen como fin dilucidar exclusivamente lo concerniente a los más jóvenes, Existe en los diálogos de Platón (Laques o del deber y en la Apología de Sócrates) una preocupación por la formación de los jóvenes con consecuencias inmediatas en la moral doméstica y a largo plazo en la política ateniense. Se dice allí parafraseando a los interlocutores que los hombres Estado, si son sabios, se han de preocupar primero por la educación de los más jóvenes, y que de la buena o mala formación de éstos ha de depender la gloria o ruina de la ciudad.
    Bajo una preocupación similar a la de los antiguos griegos pero sin el rigor ni posibilidad de comprobarlo mediante la puesta en práctica de un método sino todavía a partir de una mera intuición; expongo a continuación un problema: quizá sea posible establecer un juicio de la condición espiritual de las jóvenes generaciones a partir de las preguntas que entre ellos se hacen.
    Revisando previamente algunos autores que han tocado con sus plumas el problema terminológico en torno a la categoría “Filosofía cristiana,” podemos notar fácilmente que las preguntas sobre la trascendencia están en uso común. Los habitantes de la Europa que apenas se está construyendo bajo un modelo político romano, y con una inspiración religiosa eminentemente cristiana tienen preguntas sobre lo eterno.
    En los primeros siglos de la era cristiana los temas espirituales se nos aparecen como temas cotidianos, que llevan, según el grado de error y acierto, a la conformación de logias, sectas y escuelas del pensamiento. En ellas con un rigor y alcances diversos, de nociones divinas, de esencias, de trascendencia, de eternidad, de fines, etc., La labor de los Padres de la iglesia consiste precisamente en oponer a la cultura pagana un discernimiento de ideas que implicaba la construcción del pensamiento cristiano. Mas en medio de tanta confusión es posible afirmar que no había indiferencia (tibieza) respecto a los temas espirituales y en cambio, la necesidad de preguntarse y responder a las dudas que los hombres se hacían, los condujo en no pocas ocasiones a terribles errores.
    En las Sagradas escrituras se consigna que los tibios serán aborrecidos por Dios con un desprecio ejemplar. Las preguntas que hoy nos hacemos los hombres, particularmente los más jóvenes demuestran una indiferencia severa respecto a los temas de carácter espiritual. No he exponer las preguntas que sí nos hacemos los jóvenes sino sólo he de indicar que son visiblemente indiferentes. La tibieza se ha vuelto norma entre las jóvenes generaciones. La falta de profundidad en los cuestionamientos, la pasividad ante lo injusto, la actitud esquiva ante los problemas, la falta de una actitud caritativa y un reduccionismo hedonístico de la noción de amor son las características de los que somos más jóvenes.
    Imaginemos el escándalo provocado por nuestra actitud entre los Padres de la iglesia y los apologistas. Acostumbrados a enfrentar con rigor los argumentos de sus contrarios en severas contiendas; no se como respondería su ánimo de gente santa ante nuestra generación de silentes jóvenes, indiferentes por completo a los temas espirituales.

    Oscar Iván MONTALVO.

    Comentarios por oscar ivan montalvo — 29 enero 2010 @ 22:00 | Responder

  19. De la juventud actual o de la indiferencia.

    Redacto estas breves líneas, limitándome a cuestionar lo que aquí expongo, sólo en el caso exclusivo de lo que ocurre a la juventud. Dicho de otro modo las preguntas de pretensiones filosóficas que a continuación comparto, tienen como fin dilucidar exclusivamente lo concerniente a los más jóvenes, Existe en los diálogos de Platón (Laques o del deber y en la Apología de Sócrates) una preocupación por la formación de los jóvenes con consecuencias inmediatas en la moral doméstica y a largo plazo en la política ateniense. Se dice allí parafraseando a los interlocutores que los hombres Estado, si son sabios, se han de preocupar primero por la educación de los más jóvenes, y que de la buena o mala formación de éstos ha de depender la gloria o ruina de la ciudad.
    Bajo una preocupación similar a la de los antiguos griegos pero sin el rigor ni posibilidad de comprobarlo mediante la puesta en práctica de un método sino todavía a partir de una mera intuición; expongo a continuación un problema: quizá sea posible establecer un juicio de la condición espiritual de las jóvenes generaciones a partir de las preguntas que entre ellos se hacen.
    Revisando previamente algunos autores que han tocado con sus plumas el problema terminológico en torno a la categoría “Filosofía cristiana,” podemos notar fácilmente que las preguntas sobre la trascendencia están en uso común. Los habitantes de la Europa que apenas se está construyendo bajo un modelo político romano, y con una inspiración religiosa eminentemente cristiana tienen preguntas sobre lo eterno.
    En los primeros siglos de la era cristiana los temas espirituales se nos aparecen como temas cotidianos, que llevan, según el grado de error y acierto, a la conformación de logias, sectas y escuelas del pensamiento. En ellas con un rigor y alcances diversos, de nociones divinas, de esencias, de trascendencia, de eternidad, de fines, etc., La labor de los Padres de la iglesia consiste precisamente en oponer a la cultura pagana un discernimiento de ideas que implicaba la construcción del pensamiento cristiano. Mas en medio de tanta confusión es posible afirmar que no había indiferencia (tibieza) respecto a los temas espirituales y en cambio, la necesidad de preguntarse y responder a las dudas que los hombres se hacían, los condujo en no pocas ocasiones a terribles errores.
    En las Sagradas escrituras se consigna que los tibios serán aborrecidos por Dios con un desprecio ejemplar. Las preguntas que hoy nos hacemos los hombres, particularmente los más jóvenes demuestran una indiferencia severa respecto a los temas de carácter espiritual. No he exponer las preguntas que sí nos hacemos los jóvenes sino sólo he de indicar que son visiblemente indiferentes. La tibieza se ha vuelto norma entre las jóvenes generaciones. La falta de profundidad en los cuestionamientos, la pasividad ante lo injusto, la actitud esquiva ante los problemas, la falta de una actitud caritativa y un reduccionismo hedonístico de la noción de amor son las características de los que somos más jóvenes.
    Imaginemos el escándalo provocado por nuestra actitud entre los Padres de la iglesia y los apologistas. Acostumbrados a enfrentar con rigor los argumentos de sus contrarios en severas contiendas; no se como respondería su ánimo de gente santa ante nuestra generación de silentes jóvenes, indiferentes por completo a los temas espirituales.

    Oscar Iván MONTALVO.

    Comentarios por Óscar Iván Montalvo Nemecio — 29 enero 2010 @ 22:18 | Responder

  20. Hola compañeros
    los principales temas y desafíos a los que se enfrentó la naciente Iglesia de Cristo fueron como exponer y defender la fe (como considerar la filosofía pagana), junto a la crítica y acusación de quienes rechazaban el mensaje del Salvador así como el surgimiento de las herejías dentro de la iglesia
    En cuanto a la exposición y defensa de la fe es importante señalar lo que dice San Justino sobre la filosofía pagana y su incorporación al cristianismo cuando señala que: hay dos clase de paganos los que buscan la verdad y la virtud, que viven de acuerdo con la razón y los que se entregan a la insensatez, al poder de los espíritus impuros. Todos lo que vivieron de acuerdo con el logos, fueron cristianos “entre ellos Sócrates, Platón, Heráclito y los hombres como ellos.”Por lo tanto podemos afirmar que todos los géneros de verdad, bondad y belleza son patrimonio de los cristianos, ya que fueron esparcidos por el Verbo.
    Lo anterior considerando la filosofía pagana y los vestigios que se encuentran en esta podemos considerarlos como prueba del que había de venir a redimir al género humano. El mismo San Agustín afirma “los paganos tenían la idea del fin solo les faltaba el puente para alcanzarlo, Jesucristo”.
    En cuanto a los primeros padres de la iglesia es digno de resaltar en esa época tan importante para la iglesia católica la actitud que tenían quienes representaban la jerarquía(autoridad) en la iglesia para sostener la verdad en cualquier situación incluso en aquellas en que se ponía en riesgo la vida, la intransigencia ante el peligro de perder la vida y que en muchos casos fue motivo de martirio y por consecuencia la muerte, como lo confirmó el mismo San Justino cuando no solo con palabras declaró “todo el que pudiendo decir la verdad, no la dice ,será juzgado por Dios “. Hecho que fue confirmado con su muerte siendo decapitado por su fidelidad.
    Tales ejemplos sirvieron a la posteridad y fueron la semilla que dio frutos maravillosos en nuestra Santa Iglesia católica

    Comentarios por Alberto Canela Pantoja — 30 enero 2010 @ 3:46 | Responder

  21. Estimados participantes, este punto de encuentro va llegando a su término, pero la misión continua.
    Quiero agradecer cada uno de vuestros fecundos aportes, y rogando que el Señor nos haga dóciles a Su voluntad instarlos a continuar contemplado diariamente los misterios de la vida cristiana en el Santo Rosario.
    Desde ya quedo a vuestras gratas órdenes en lo que pudiera servirles.
    Parece claro, que hemos de continuar aplicándonos en la restauración de la persona según el orden en que fuimos creado. No hay carencia de bien, personal y/o comunitario que no se siga de un desorden de raíz espiritual, que se manifiesta en general como una falta de reconocimiento de lo que las cosas.
    El hombre no sabe quién es porque ignora lo que está llamado a ser. Creo que dando testimonio de lo que estamos llamados a ser, cada uno desde el ámbito en el que fue llamado a la misión, podemos contribuir significativamente según el ejemplo que de los Santos Padres hemos recibido desde los primeros tiempos a la actualidad.
    Un cordial saludo y buena cosecha de la mano del Sembrado.

    Comentarios por Juan Gabriel Ravasi — 30 enero 2010 @ 19:48 | Responder

  22. Esimado Dr. Ravasi y compañeros todos:

    Agradezco profundamente su participación en este nuestro primer foro, con aportes a considerar para el desarrollo de nuestro curso.
    Por demás está invitarlos a continuar con estas contribuciones de manera constante, y que la filosofía y el filosofar se muestren vivos en el quehacer de cada día, que el combate se refleje en la esperanza y la caridad iluminadas por la fe, al igual que los Santos Padres, firmes contenedores y defensores de la Tradición.
    Estimados alumnos,les pido que reflexionen bien las exposiciones del Dr. Ravasi y las consideren como lecciones dictadas por un Maestro, aunque a la distancia geográfica, cercanas al corazón.
    Muchas gracias de nuevo a todos, en especial al Dr. Ravasi por su entrega y enseñanzas.
    Seguimos en comunicación.
    Saludos en la Sagrada Familia.
    Bernardo Castillo Morán.

    Comentarios por Bernardo Castillo Morán — 30 enero 2010 @ 23:26 | Responder

    • Agradezco al Dr. Morán Castillo su fraternal atención al haber dado a luz esta oportunidad de encuentro, y aprecio su propuesta de continuar el vínculo con una disposición muy especial hacia Ustedes.
      Quedo a vuestra solicitud, sea sobre este tema o sobre otros que estimen conveniente y para los cuales podamos servirnos de estos medios, que como es evidente, también pueden ser asumidos como dones de la Providencia.
      Recordando que en el día de la fecha la Iglesia nos propone en San Metrano martir y Santa Marcela de los primeros siglos, San Geminiano, la Beata Ludivica Albertoni, San Francisco Javier y San Juan Bosco, seis modelos de vida cristiana relativos a nuestros temas, e invocando su intercesión, les saludo cordialmente.
      Juan Gabriel Ravasi

      Comentarios por Juan Gabriel Ravasi — 31 enero 2010 @ 6:16 | Responder

  23. Muy interesantes comentarios y reflexiones han surgido…soloo una cosa más,con cariño y respeto recuerdo al Dr. Antonio Csponeto, quien nos dijo en alguna de sus ilustres ponencias…Quien estudia filosofia y no es mejor persona, realmente no ha aprendido nada de filosofia…os invito a tener este pensamiento siempre presente, en nuestra vida cotidiana, SER LO QUE ESTAMOS LLAMADOS A SER…Serviam….!!!!

    Comentarios por yoli san — 31 enero 2010 @ 17:28 | Responder

    • Muy prudente comentario el de Yolanda Sánchez al invitarnos a demostrar los estudios de filosofía en nuestro plan de vida, tal como lo hicieron los Padres de la Iglesia, a imitación de N.S.J.C.: la predicación con el ejemplo. Involucrará un mayor esfuerzo, pero estamos comprometidos con ello.
      Saludos
      Carmen Ulloa

      Comentarios por Maria del carmen Ulloa leal — 3 febrero 2010 @ 14:57 | Responder

  24. Hola compañeros, el foro me parece muy enriquecedor al darnos la oportunidad de expresar por este medio nuestra percepción acerca de lo que fue la época de los padres de la iglesia, que junto con los apóstoles en el siglo primero y alguna partecita del segundo. En lo que se refiere a los padres Apostólicos pusieron en practica lo que como enseñanzas dejo NSJ para su iglesia, teniendo como cabeza inicialmente a San Pedro para evangelizar y convertir a paganos y judíos, pero que tanto de unos como de otros la iglesia era perseguida y martirizados muchos de sus integrantes, aunque no por esa situación ni los apóstoles , ni los primeros padres se desanimaron , sino al contrario redoblaron sus esfuerzos con mayor entusiasmo, cristianizando la filosofía pagana, cribando y rescatando las verdades que en esta se encontraban, ya que de acuerdo a lo que dice San Justino, la palabra humana es participación de la palabra Divina y por lo tanto en cada hombre hay una semilla del Logos, una semilla de verdad; así encontramos en los filósofos paganos verdades incompletas y que además todo lo que ellos dijeron o escribieron de una manera correcta pertenece al cristianismo, ya que como escribiera después Santo Tomás de Aquino “toda verdad la diga quien diga viene del Espíritu Santo”, Así los padres de la iglesia desarrollaron , ordenaron recta y correctamente toda verdad encontrada en los paganos tanto en lo filosófico como religioso.
    Los problemas de esta época fueron muchos, además de las persecuciones, entre otros como el de la herejía de los gnósticos, que al igual que ahora eran acomodaticios al decir que había que adaptarse, ajustarse, aliarse a las culturas, o corrientes y multiplicidad de maneras de pensar relativistas y ahora también agnósticas, en este ambiente que reinaba entonces en lo filosófico y en lo religioso, los padres de la iglesia lucharon defendiendo la verdad, que es Cristo en todos los aspectos de la vida, y por lo que se refiere a nosotros que nos ha tocado vivir en tiempos en los que se propagan todo tipo de corrientes filosóficas y se promueve la unión de todas las religiones en una sola, debemos aprehender e imitar a los Santos padres, estando a la altura del puesto que Dios nos ha designado en la sociedad para hacer meritos por nuestra salvación desde nuestra trinchera, defendiendo y luchando la verdad y el Reinado Cristo en la tierra.

    Comentarios por J.Cecilio Cuéllar Magdaleno — 1 febrero 2010 @ 18:04 | Responder

  25. hola! muy buenos cometarios, me gustaria recibir las aportaciones via e-mail
    agradezco de antemano

    Comentarios por david del moral — 22 febrero 2011 @ 20:21 | Responder


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